
A principios de Junio recibí mi Galaxy SIII en color azul (modelo Pebble Blue) que había pedido, muestra de ello es esta foto que subí a Instagram esa noche. La primera toma de contacto es muy positiva, un bonito diseño estético, muy ligero, y una pantalla de cine que se ve espectacular, y también de cine literalmente por su enorme tamaño de 4,8 pulgadas. Una foto del mismo una vez ya con todo configurado a mi gusto:
Las sensaciones de uso son excelentes, una fluidez soberbia en todas las acciones que realizamos y una respuesta inmediata en las interacciones con su panel táctil. Como pega inicial le encontré que pulsaba los botones capacitivos sin querer, hablo de los dos botones (Menú y Atrás) que se encuentran uno a cada lado del botón físico central (Inicio), es una consecuencia del diseño que apura dichos botones al borde del terminal y le resta puntos en ergonomía pues limita las formas de sujetarlo. Salvo este detalle de adaptar mi hábito de cómo sujetar el móvil estaba encantado pero la historia feliz se interrumpió a los 20 días de disfrutar de él...
Si hay alguien que cuide su móvil casi a un nivel enfermizo ese sería yo, sin embargo los accidentes ocurren ¿verdad Murphy? Y es muy común que el móvil se nos caiga alguna vez, por lo que deberían diseñarse dando la importancia necesaria a su resistencia ante el golpe de una caída dentro de unos parámetros normales, pues parece que Samsung ha descuidado un poco este aspecto en el Galaxy SIII.

Sentado en una silla a menos de 50cm de altura se desliza el móvil por el bolsillo y termina cayendo al suelo, sin aceleración, sin fuerza violenta, y desde muy poca altura. Lo examino por fuera en detalle y parece intacto, la pantalla también está bien, entonces pruebo a utilizarlo, todo correcto hasta que arranco la aplicación de cámara fotográfica y me encuentro con la desagradable sorpresa de que no funciona y muestra un error en pantalla “Error desconocido”. Tras las pruebas pertinentes, reinicio del terminal, extraer la batería, se confirma que la cámara de fotos trasera (la principal) se ha estropeado por una caída tan leve.
Me cabreo, lo asimilo, lo asumo, y me descabreo, eso sí maldiciendo la calidad en general de los productos que se fabrican hoy en día, que estamos hablando de un terminal de gama alta que cuesta un riñón. En mis 15 años de historia utilizando móviles y en los 15 terminales que he tenido durante ese tiempo ninguno sufrió daños por un golpe así o incluso mayor.
Como no soy muy normal -ni lo pretendo- opté por no esperar, por meterme un remordimiento en el cuerpo y comprar otro Galaxy S III mientras tramitaba la garantía de este, porque estar un mes sin móvil no pasaba por mi cabeza... ¿nomofobia? En un principio me gustaba más en azul pero lo pedí en blanco (modelo Marble White) en esta segunda compra para probarlo y luego ya vendería el que menos me gustase de los dos.
Unas tres semanas después me comunican en la tienda donde lo compré que Samsung ha aceptado el DOA para mi SIII. La garantía DOA (Dead On Arrival) es una garantía que ofrece el fabricante después de la adquisición del producto por parte del cliente final y durante un periodo de tiempo máximo estipulado; se aplica en los casos en que el producto no funciona correctamente una vez probado, la traducción de DOA sería “muerto a su llegada”, es decir, defectuoso de fábrica. Para que acepten un DOA el dispositivo tiene que estar en perfecto estado aparente y con todo su empaquetado original puesto.
Con la garantía DOA admitida me ofrecen dos alternativas, entregarme otro móvil nuevo igual o abonarme el importe íntegro. Escogí esta segunda opción, recuperé el importe, liberé el remordimiento, y finalmente mi jugada de comprar un segundo SIII me salió bien, sin costes.
Cuando me sucedió este episodio busqué por Internet y no encontré ningún caso de cámara averiada, no sé si realmente fue consecuencia de la caída o es que ese móvil no venía bien ensamblado de fábrica y el pequeño golpe fue el detonante de la avería o desconexión de la cámara, en cualquier caso, bien por Samsung por aceptar el DOA.
Nunca he sido de poner fundas o protectores a ningún móvil, no me gustan, pero por si acaso y por si realmente amortigua un poco el impacto ante un golpe esta vez he comprado un par de fundas para probarlas; finalmente he dejado puesta la de silicona transparente de belkin que queda bastante bien y no estropea la estética del terminal.
Para terminar, otro aspecto criticado del Galaxy S III es el material de plástico empleado en su tapa trasera, delicado y poco resistente, y que muchos usuarios han sufrido pequeñas roturas en los bordes de la tapa. Ese defecto lo experimenté en la tapa trasera de mi SIII azul, donde se formó una grieta al lado del conector USB, por supuesto sin haberle hecho nada extraño, ni forzado, y habiendo retirado la tapa trasera sólo en dos o tres ocasiones y de forma suave.
A pesar de las críticas que he narrado aquí, quiero dejar claro que el Samsung Galaxy S3 es una maravilla de terminal y estoy muy satisfecho con él, pero sirva mi experiencia de advertencia ante su posible fragilidad.
Así ha sido mi historia y así os la he castigado.